Las otras veces en que Fernando Alonso se desahogó con su equipo por la radio
Fernando Alonso vivió un fin de semana para olvidar en el reciente Gran Premio de Australia, sobre todo por una cuestión de expectativas. Comenzó el fin de semana sorprendido por el buen rendimiento de su Alpine, continuó llegando a soñar con la ‘pole’ en la calificación y lo cerró con la última plaza en la carrera. Volvió a fallar la fiabilidad de su coche y tampoco ayudó la estrategia de su equipo, como bien ilustraron sus quejas a través de la radio.
No es la primera vez que el piloto español emplea este mecanismo para desahogarse. A lo largo de su carrera ha dejado varios momentos que fueron muy tensos en su momento y que van transformándose en anécdotas hasta divertidas con el paso del tiempo. Sus momentos más estelares se concentran en su segunda etapa en McLaren, aunque también dejó quejas amargas durante su periplo en Ferrari.
Por ejemplo, vestía de rojo en el Gran Premio de Bahrein 2012, cuando protagonizó un calentón con el Mercedes de Nico Rosberg. Harto por las maniobras arriesgadas del alemán, gritó su rabia de la siguiente manera: «Me ha empujado fuera de la pista. ¡Siempre hay que dejar un espacio!».
El propio equipo Ferrari fue la diana de sus críticas en el Gran Premio de Brasil 2014. La escudería italiana competió un imperdonable al dejar su coche sin apenas carga eléctrica antes de la calificación y Alonso leyó la cuartilla a los trabajadores del equipo: «¡Ay, ay, ay, ay, ay! ¿Por qué puedo empezar la calificación con poca batería? ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo?».
Ruido y furia en McLaren
Sin embargo, fue en McLaren donde vivió sus días amargos, ya que el equipo inglés nunca cumplió ni de lejos las expectativas despertadas durante esas cuatro temporadas entre 2015 y 2018. En el GP Canadá 2015, su ingeniero le pidió por radio que no gastara demasiado carburante o tendría problemas y la respuesta de Alonso fue épica: «No quiero. Ya tengo muchos problemas conduciendo este coche, parecemos amateurs».
Ese mismo año, en Japón dejó el que quizás ha sido el lamento más áspero de toda su carrera. Ocurrió después de ser adelantado con pasmosa facilidad por un Red Bull. «Motor de GP2. ¡Aaargh!», se desgañitó. En el Gran Premio de Rusia del mismo Mundial, le dijo lo siguiente a un ingeniero demasiado optimista con su coche: «Me encanta tu sentido del humor».
En el Gran Premio de España 2017, optó por la ironía para purgar su rabia. «El motor está muy bien, es aún más lento que antes. Genial», se resignó. Ese mismo año, en el GP Italia, también se enfureció tras un rifirrafe sobre al asfalto con Jolyon Palmer, que fue sancionado con cinco segundos por el incidente. «¡Cinco segundos es una broma! ¡Una broma!», protestó.